Oh san Chárbel, glorioso mártir de la vida monástica
que te retiraste a una ermita para vivir en soledad
y entregarte en cuerpo y alma a servir al Señor,
tú que fuiste honrado con la gracia de hacer milagros
y ayudarnos en los problemas mas difíciles:
ven en mi auxilio y pide a Dios sea benigno conmigo
y que no me abandone ahora que tanto le necesito.