Bendito san Isidro Labrador, humilde y entregado,
patrón glorioso de los trabajadores, de los agricultores
y muy eficaz abogado de los necesitados, a ti me dirijo:
apremiados por la necesidad en que nos encontramos
acudimos ante ti suplicando por nuestras necesidades
pues sabemos que tu siempre favoreces
a las almas que devotas te imploran auxilio,
a los que agobiados por las dificultades
te ruega tu valiosa intercesión;
tu santo mío, que gozas junto al Creador del universo
de merecida gloria en el cielo
media por nosotros y pide al Padre bondadoso
nos de fuerza y confianza en la adversidad.