¡Oh Señor Dios mío
que todo lo puedes!
Padre Misericordioso que has
acogido en tu seno
a vuestro amado siervo José Gregorio,
que por vuestra
gran misericordia
le diste el poder
de curar enfermedades en este mundo,
dadle Señor la
gracia de curarme,
como Médico
Espiritual de mi alma y mi cuerpo,
si ha de ser para
tu gloria.