Dios es nuestro Padre. Él es el Dios
santo y justo, y está siempre de parte de quienes siguen los caminos de la
verdad y del amor, mientras que se opone a quienes escogen “los senderos que
llevan al reino de las sombras”: como el malvado, el soberbio, el malhechor, el mentiroso, el sanguinario y el traicionero.
La seguridad de la protección
Divina hace que no nos sintamos solos y abandonados.