¡Oh Dios!, Padre de infinito amor y bondad,
nuestro Creador y
Redentor,
escucha nuestras
plegarias con misericordia
al venerar a Tu
sierva Santa Lucía,
por la luz de la
fe que derramaste sobre ella.
Con Tu bondad,
danos la capacidad
de aumentar
y preservar esa
misma luz en nuestras almas,
para que podamos
evitar el mal, hacer el bien
y aborrecer la
ceguera y la oscuridad
producto del mal y
del pecado.