Dios nuestro
Señor, oh Soberano de los siglos,
omnipotente, misericordioso y
todopoderoso:
Tú que lo has
hecho todo
y que lo
transformas todo con tu sola voluntad;
Tú que eres doctor
y médico de nuestras almas;
Tú que eres la
salvación de aquellos que se dirigen a ti,
te pedimos y te
invocamos, te rogamos:
expulsa
y pon en fuga toda potencia diabólica,
toda presencia y
maquinación satánica,
toda influencia
maligna y todo conjuro o mal de ojo,
toda magia o mal enviado
por personas
maléficas y malvadas,
realizados sobre
tu siervo …….
Haz que, en lugar de la envidia y el maleficio
obtenga abundancia
de bienes,
suerte, fuerza, éxito y caridad.
Tú, Señor, que
amas a los hombres,
extiende tus manos
poderosas
y tus brazos
altísimos y potentes,
y ven a socorrer y
visita a tu hijo …….
mandando sobre mí
el Ángel de la Paz,
fuerte y protector
del alma y el cuerpo,
que mantendrá
alejado y expulsará
a cualquier fuerza
malvada,
todo
envenenamiento y hechicería
de personas
deshonestas, corruptoras y envidiosas;
de modo que debajo
de Ti
yo tu suplicante
protegido te cante con gratitud:
“El Señor es mi
salvador
y no tendré temor
de lo que pueda hacerme el hombre;
no tendré temor
del mal porque Tú estás conmigo,
Tú eres mi Dios,
mi fuerza, mi poderoso Señor,
Señor de la paz,
Padre de los siglos futuros”.
Sí, Señor Dios nuestro,
ten compasión
y salva a tu
siervo ……. de todo daño o amenaza
procedente de
maleficio, magia o brujería,
y protégelo
poniéndolo por encima de todo mal;
por la intercesión
de la más que bendita y gloriosa
nuestra Señora, la Madre de Dios
y
siempre Virgen Inmaculada María,
de los
resplandecientes Arcángeles y Ángeles,
y de todos sus benditos Santos.
Así sea. + PODEROSA ORACIÓN DE LA CORAZA
DE LA SANGRE DE CRISTO
Oh, Coraza de la Sangre del Redentor;
protégeme en todos mis caminos y batallas espirituales;
cubre mis pensamientos, potencias y sentidos
con tu poderosa coraza protectora,
reviste mi cuerpo y líbralo del mal,
de magias, maleficios y males enviados.
Que los dardos incendiarios del maligno,
no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma;
que ni el veneno, ni el hechizo, ni el ocultismo
llegue a mí, ni me hagan daño ni confundan ;
que ningún espíritu encarnado o descarnado
perturbe mi vida y la de los míos;
que Satanás y sus huestes del mal,
huyan de mí al ver la Coraza de Tu Sangre Protectora.
Libérame de todo mal y peligro
Gloriosa Sangre del Redentor,
para que pueda cumplir la misión
que me ha sido encomendada y dar Gloria a Dios.
Me consagro y Te consagro mi familia voluntariamente
al Poder de Tu Sangre Protectora.
¡Oh mi buen Jesús, libérame a mí y a mi familia
y seres querido de todo mal y peligro.
Que los dardos incendiarios del maligno,
no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma;
que ni el veneno, ni el hechizo, ni el ocultismo
llegue a mí, ni me hagan daño ni confundan ;
que ningún espíritu encarnado o descarnado
perturbe mi vida y la de los míos;
que Satanás y sus huestes del mal,
huyan de mí al ver la Coraza de Tu Sangre Protectora.
Libérame de todo mal y peligro
Gloriosa Sangre del Redentor,
para que pueda cumplir la misión
que me ha sido encomendada y dar Gloria a Dios.
Me consagro y Te consagro mi familia voluntariamente
al Poder de Tu Sangre Protectora.
¡Oh mi buen Jesús, libérame a mí y a mi familia
y seres querido de todo mal y peligro.
Así sea Jesús.
Señor nuestro Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
sella con tu Sangre, mi cuerpo, mi alma y mi espíritu.
Cubre con tus llagas, mi cuerpo, mi alma y mi espíritu
y lávame con el agua de tu costado,
mi cuerpo, mi alma y mi espíritu,
para que este día sea positivo en Ti
y me libres a mí y a mi familia
de todo mal y maldad, de todo peligro y enfermedad,
de las asechanzas del enemigo del alma
en cualquiera de sus manifestaciones.
Amén Señor.
Señor nuestro Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
sella con tu Sangre, mi cuerpo, mi alma y mi espíritu.
Cubre con tus llagas, mi cuerpo, mi alma y mi espíritu
y lávame con el agua de tu costado,
mi cuerpo, mi alma y mi espíritu,
para que este día sea positivo en Ti
y me libres a mí y a mi familia
de todo mal y maldad, de todo peligro y enfermedad,
de las asechanzas del enemigo del alma
en cualquiera de sus manifestaciones.
Amén Señor.
Reza el Credo, un Avemaría y un Gloria.
Es conveniente hacer la oración varios días seguidos,
tres o los que consideres necesarios.
La oración se puede hacer para uno mismo
o para otra persona que lo precise.
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