sábado, 15 de junio de 2013

ORACION A SANTA NARCISA DE JESUS PARA SOLUCIONAR GRAVES NECESIDADES


En la imagen Santa Narcisa de Jesus con su devocionario en la mano.


Santa Narcisa de Jesús,
mujer de nuestro pueblo,
que hiciste de la oración,
la penitencia y el trabajo
un instrumento de santificación.

Enséñanos que la caridad
es el camino de Santidad
y de unión con el Señor. 

Tú supiste amar
y sacrificarte por los tuyos.

Tú supiste contemplar a Dios
en las cosas más sencillas de la Vida. 

Muéstranos el amor del Padre Celestial,
para vivir con alegría la caridad
con los enfermos y necesitados 
y el amor y la unión en la familia.

Narcisa de Jesús, amiga de todos
y servidora de los pobres,
tiéndenos tu mano para solucionar nuestras necesidades,
ayúdanos a salir de los angustiosos y graves problemas
que hoy nos llenan de angustia y desesperación.

Santa Narcisa de Jesús, ruega por nosotros 
que ahora estamos necesitados de auxilio.
Así sea.

Oh Dios, Padre de la misericordia, 
Señor nuestro bueno y compasivo, 
 que inspiraste a la Santa Narcisa de Jesús, virgen,
 la vocación de entrega a favor de su pueblo;
 concédenos, por sus méritos e intercesión: 

(haz ahora tu petición con inmensa esperanza)

 y otórganos que siguiendo su ejemplo,
 te adoremos con el sacrificio de alabanza
 y amemos a los hermanos con una caridad sincera.

 Por nuestro Señor Jesucristo. 
Amén. +

Reza con gran fervor tres Padrenuestros,
 tres Avemarías y tres Glorias. 

Repite la oración y los rezos cinco días seguidos.

NOTAS SOBRE LA VIDA DE SANTA NARCISA. 

Narcisa de Jesús Martillo Morán nació en 1832, en la hacienda San José de Nobol, Daule, Ecuador. Los dominicos regentaban su parroquia desde hacía casi trescientos años. Fue hija de Pedro Martillo y Josefa Morán, campesinos propietarios, gente sencilla y profundamente creyente. Su padre, dotado de una inteligencia clara y espíritu de trabajo, reunió una apreciable fortuna. 

Los nueve hijos del matrimonio crecieron sanos y robustos, Narcisa ocupaba el sexto lugar. En 1838, cuando contaba 6 años, falleció su madre. Con la ayuda de una maestra particular y de su hermana mayor, se instruyó en las primeras letras. Aprendió a leer, escribir, cantar, tocar la guitarra, coser, arte que llegó a dominar con verdadera maestría, tejer, bordar, cocinar. Poseía grandes cualidades, con predisposición especial para la música. Con frecuencia su plegaria se hacía canción, y su cántico fue íntimo y piadoso, entregando el corazón a Quien bien lo merecía, como rezaba una composición que gustaba repetir cuando era jovencita. 

Cuando contaba 7 años de edad y después de ser confirmada sintió la llamada de Dios y se retiraba a orar a un bosque cercano o a una habitación que convirtió en oratorio domestico. Asumió un camino arduo de penitencia, para unirse más íntimamente a Cristo sufriente y ayudarle a la redención del mundo. Colaboraba en los trabajos domésticos y en los del campo. Era una joven reflexiva, amable, alegre, de carácter dulce y apacible, sumamente buena y obediente, caritativa, compasiva para con los pobres, extremadamente piadosa, amada por todo el vecindario. 

En enero de 1852 falleció su buen padre. Narcisa, que contaba 19 años de edad, pasó a Guayaquil, y se hospedó con una familia muy conocida que habitaba junto a la catedral. En esta ciudad permaneció hasta 1868, exceptuando unos meses que pasó en la ciudad de Cuenca. 
Mudó varias veces de morada para preservar su intimidad y dedicarse con mayor libertad a la oración y penitencia, viviendo del trabajo de costurera. Socorría a pobres y enfermos. Fue dócil a las directrices de sus directores espirituales, y compartió ideales, y a veces vivienda, con la Beata Mercedes de Jesús Molina. 

Impulsada por un anhelo de mayor perfección y aconsejada por un religioso franciscano, se embarcó en junio de 1868 para Lima, Perú, y vivió como seglar interna en el convento dominicano del Patrocinio, fundado en 1688 en lugares donde solía apacentar su rebaño San Juan Macías. El Señor la favorecía con dones extraordinarios, y le mostraba cuán acepta le era su vida, también en medio de las pruebas del espíritu. 

A finales de septiembre de 1869 se le declararon unas fiebres. Poco pudieron hacer los remedios médicos, pero continuó con su ritmo de vida normal, y así hasta finalizar la novena y celebrar con gran gozo, vestida de blanco, la Eucaristía en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, 8 de diciembre de 1869, el mismo día en que el Beato Pío IX abría en Roma el Concilio Vaticano I. Al final de la jornada se despidió de las hermanas, porque iba a realizar un viaje muy largo. Lo tomaron a broma, pero al poco rato una de ellas, la encargada de bendecir las habitaciones, advirtió un resplandor y una fragancia especial en la suya. Acudió la comunidad y comprobaron que había muerto. Contaba 37 años de edad. 

Se supo después que había hecho voto privado de virginidad perpetua, de pobreza, obediencia, clausura, soledad, ayuno a pan y agua, comunión diaria, confesión, mortificación y oración. 

Todos estos votos los mantuvo fielmente. Vivía en continua unión con Jesucristo. Sus mortificaciones fueron muy severas. Llevaba constantemente en su cuerpo la crucifixión del Señor. Tenía una fe firme y una admirable esperanza. Los médicos se maravillaban de que hubiera podido vivir con tan poco alimento. 

En su cadáver se advirtieron durante largo tiempo signos de flexibilidad y fragancia, y ante él se obraron múltiples gracias. Lima la aclamó como santa, y lo mismo hicieron las gentes de Guayaquil y Nobol. Las hermanas del Patrocino guardaron memoria de sus virtudes y custodiaron con suma veneración el sepulcro, hasta que su cuerpo, prácticamente incorrupto, se trasladó a Guayaquil en 1955. 

El proceso diocesano de canonización fue entregado en la Congregación para las Causas de los Santos en 1964. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 25 de octubre de 1992. El 22 de agosto de 1998 dedicaron un santuario en su honor en Nobol, donde se venera en la actualidad el sepulcro, con su cuerpo incorrupto. El Papa Benedicto XVI, la canonizó el domingo 12 de octubre de 2008 en el Vaticano. Narcisa de Jesús es el cuarto santo latinoamericano que proclama el Pontífice. 

La devoción a la «Niña Narcisa» denota la espontánea identificación del pueblo sencillo con esta mujer de la costa ecuatoriana. El ejemplo de su vida pura y piadosa, trabajadora y apostólica, transmite un mensaje muy actual.

1 comentario:

  1. Te pido Santa Narcisa de Jesús por mi familia entera , por todos nuestros hermanos , por la paz mundial , libranos de toda enfermedad, por los hospitales, bendicenos en nuestros hogares, trabajos, para el que no tiene reciba un milagro de poder trabajar, para todas las madres primerizas que han anhelado tener un hijo , bendicelas Narcisita.

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