San José bendito
tú has sido el árbol elegido por Dios
no para dar fruto, sino para dar sombra.
Sombra protectora de María, tu esposa;
Tu vida, tejida de trabajo y de silencio,
nos enseña a ser fieles en todas las
situaciones;
nos enseña, sobre todo,
nos enseña, sobre todo,
a esperar en la oscuridad.
Siete dolores y siete gozos resumen tu
existencia:
fueron los gozos de Cristo y María,
expresión de tu donación sin límites.
Bendito san José obrero,
tú que conoces el verdadero
valor del trabajo,
socórrenos en
todos nuestros esfuerzos,
abre nuestros caminos y límpialos de obstáculos
abre nuestros caminos y límpialos de obstáculos
y así podamos conseguir un
trabajo adecuado y digno,
un trabajo con el que podamos
hacer frente
a las dificultades
cotidianas,
con el que podamos
solventar los gastos y deudas,
con el que podamos
vivir sin agobios.
Llenos de confianza en tu bondad y poder
a ti recurrimos en nuestras necesidades y
problemas,
a ti acudimos para pedir confiadamente tu
patrocinio
en esta difícil y desesperada situación:
(hacer la petición).
Bendito Guardián de la Sagrada Familia,
santo padre, protector y amigo, san José,
ayúdanos, intercede por nosotros,
para que consigamos tener el trabajo (o negocio)
que con tanta urgencia precisamos
y así tengamos la paz y tranquilidad ansiada.
para que consigamos tener el trabajo (o negocio)
que con tanta urgencia precisamos
y así tengamos la paz y tranquilidad ansiada.
Que tu ejemplo de hombre justo y bueno
nos acompañe en todo momento
nos acompañe en todo momento
protégenos y guárdanos de
todo peligro,
toma nuestros intereses
como tuyos
hasta que un día podamos
agradecer
y cantar eternamente las
misericordias de Dios.
Amén. +
CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
Yo ….... con fervor me postro delante de ti,
oh gloriosísimo y muy bendito san José,
y te venero como purísimo Esposo de la Madre de Dios,
Jefe de la Sagrada Familia,
Padre nutricio de Jesucristo,
y fiel depositario de los tesoros de la Trinidad Santísima.
Yo....... reverencio, oh San José, en tu persona,
la elección hecha por Dios Padre,
que quiso compartir contigo su autoridad sobre su Hijo;
la elección hecha por el Hijo
que quiso permanecer junto a ti,
y vivir del trabajo de tus manos;
la elección hecha por el Espíritu Santo
que quiso confiarte su queridísima e inmaculada Esposa,
dándotela por fiel y afectuosa compañera.
Me alegro contigo por la dicha que tuviste
de llevar a Jesucristo en tus brazos,
de recostarlo protectoramente en tu seno,
de abrazarlo con intenso amor,
de mojarlo con tus tiernas lágrimas,
entre aquellas santas caricias
con que tan a menudo te favoreció el Divino Niño.
¿Quién podrá comprender todos los tesoros de luces,
de sabiduría y de gracias,
que tu recibiste durante los treinta años
que pasaste con Jesús y María?
Penetrado de respeto y de amor,
a vista de tus grandezas y de tu santidad,
te ofrezco y consagro mi corazón
y el de todos los miembros de mi familia.
Después de Jesús y María,
tú serás nuestro dueño y guía.
Te tomamos en adelante como Padre y protector;
dígnate mirarnos como fieles hijos tuyos;
haznos sentir los efectos del gran valimiento
que tienes para con Dios
y la tierna caridad que tienes para nosotros;
obtennos una sincera conversión,
y todas las gracias que necesitamos
para llenar sus adorables designios.
Alcánzanos el espíritu de recogimiento,
la vida interior, la fidelidad a la gracia,
la unión con Dios, la humildad de corazón,
la perfecta conformidad con la Voluntad Divina,
la paciencia en las adversidades,
el aprecio y amor a las cruces
y sobre todo un amor ardentísimo
a Jesucristo y a su Santa Madre, la Virgen María
virtudes todas que constituyen
su verdadero particular carácter.
Finalmente, por el privilegio de tu dichosísima muerte,
obtennos, oh gran Santo,
una muerte semejante a la tuya
en el sacrificio perfecto
de nuestra voluntad a Jesús y María.
Amén.
San José bendito,
modelo y patrón de los amantes
del Sagrado Corazón de Jesús,
ruega por nosotros. Así sea.
Reza con fervor y pidiendo la intercesión de san José,
un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Repite la oración, la consagración y los rezos
durante tres días seguidos.
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