Te adoro, amable y
Santo Niño de las Suertes,
el más humilde y el más grande entre los
hombres;
el más pobre y el más rico,
el más débil y el más poderoso.
Te bendigo, te alabo y adoro
porque te has dignado descender hasta nosotros
para ser nuestro modelo
en la práctica de
todas las virtudes,
nuestro guía en las dificultades de la vida
y nuestro consuelo en los días de aflicción.
Te amo sinceramente porque vienes a mí
con un amor misericordiosamente infinito y
generoso
que se anticipa a los tardíos impulsos de mi
corazón;
con amor paciente que me espera siempre
para amarme cada vez con más ternura.
Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento,
Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento,
te glorifico, te adoro y te bendigo
con todo el fervor de mi alma
y confiadamente levanto mis ojos hasta ti,
mi Dios, buscando tu mirada llena de
misericordia.
Tú nos has dicho:
“Pedid y se os dará”,
así pues, mira nuestra presente necesidad
y te solicitamos con gran fervor que la
remedies urgente
y de la manera que nos sea más provechosa
para nuestra alma:
(hacer con inmensa fe la
petición)
Nos entregamos a ti,
santo Niño de las Suertes,
seguros de que no quedará frustrada
nuestra esperanza y que,
en virtud de esta promesa,
acogerás benignamente nuestras súplicas
y las despacharás favorablemente
para mayor gloria tuya y por amor a nosotros.
Amén. +
Reza al amoroso y generoso Santo Niño de las Suertes,
Reza al amoroso y generoso Santo Niño de las Suertes,
el Credo, tres Padrenuestros y tres Glorias.
La oración y los rezos se hacen tres días seguidos.
La oración y los rezos se hacen tres días seguidos.
SIGNIFICADO DE LA CALVERA DE LA IMAGEN:
la calavera que le sirve de almohada a la bendita imagen, es el símbolo de que Jesús con su resurrección venció a la muerte, por eso duerme placido sobre ella.
Este Santo Niño Jesús se apareció de la forma en que hoy se venera. Los buenos cristianos creemos en la Resurrección de Cristo; sabemos que Él murió y resucitó por nosotros y esperamos también nosotros resucitar con Él y participar de su vida divina.
Por eso no debemos tener miedo a nadie ni a nada, ni siquiera a la muerte, porque nada tiene dominio ni poder sobre Él.
La calavera que tiene debajo de sus manos, y que le sirve para recostarse, representa la humanidad que todavía no ha alcanzado la plenitud de la gloria eterna y que peregrina en este mundo con el corazón puesto en Dios.
Por eso las manos del divino Niño están sobre ella, como protegiéndola y descansando plácidamente, dándonos a entender que nada debemos de temer porque Él está allí, con nosotros, llenándonos de paz y de amor, de prosperidad y de salud. Está pendiente de nosotros en esta vida, para que no nos falte de nada, y está pendiente de nosotros para llevarnos, cuando llegue el momento, a la Verdadera Vida que es la Patria Celestial.
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