Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea pues Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
tus ojos misericordiosos,
y después de este
destierro,
muéstranos a Jesús
fruto bendito de
tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce María!
Ruega por nosotros
para que seamos
dignos de alcanzar
las divinas
gracias
y promesas de
nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
LA SALVE, TEXTO EN
LATÍN
Salve. Regina,
mater misericordiae
vita, dulcedo, et
spes nostra, salve.
Ad te clamamus,
exsules, filii evae.
Ad te suspiramus,
gementes et flentes
In hac lacrimarum
valle.
Eia ergo, Advocata
nostra,
illos tuos
misericordes oculos
ad nos converte.
Et lesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O Clemens, O pia,
O dulcis Virgo María.
Ora pro nobis
sancta Dei Genetrix.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
Amén. +
Amén. +
NOTA: Por su interés religioso, por su efectividad, y por la belleza de sus palabras, te puede ser útil también esta oración que san Efrén dedicó a la Santísima Virgen María:
BENDITA TÚ MARÍA, DE SAN EFRÉN
ORACIÓN DE ALABANZA A LA VIRGEN
Y PARA PURIFICACIÓN DE LUGARES
Bendita tú, María
Bendita tú, María, hija de los pobres,
que has llegado a ser Madre del Señor de los reyes.
En tu seno habitó Aquel
de cuya alabanza están llenos los cielos.
Bendito tu pecho que lo alimentó con amor,
tu boca que lo arrulló
y tus brazos que lo estrecharon.
¡Tú eres un carro para llevar un Dios de fuego!
Bendita tú, María, que eres casa del rey.
En ti ha hecho su morada aquel que da el poder
a quien gobierna la tierra.
Tu origen es la tribu de Judá;
tu descendencia, la familia de David.
Ilustre es tu linaje.
¡Oh tú que permaneciendo virgen
fuiste la madre del Hijo de David!
Bendita tú, muchacha,
que has llevado al leoncillo
del que habló Jacob.
El se humilló... y se hizo un cordero
destinado a subir a la Cruz para salvarnos,
el Árbol que suministró el cabrito
que salvó la vida a Isaac,
era símbolo tuyo.
Bendita tú, bendita, porque por tu mediación
fue cancelada la maldición de Eva.
Gracias a ti se pagó la deuda común
contraída con la serpiente por generaciones.
Tú, sin embargo, has engendrado al tesoro
que colmó el mundo de todo auxilio.
De ti salió la luz que destruyó
el reino de las tinieblas.
que has llegado a ser Madre del Señor de los reyes.
En tu seno habitó Aquel
de cuya alabanza están llenos los cielos.
Bendito tu pecho que lo alimentó con amor,
tu boca que lo arrulló
y tus brazos que lo estrecharon.
¡Tú eres un carro para llevar un Dios de fuego!
Bendita tú, María, que eres casa del rey.
En ti ha hecho su morada aquel que da el poder
a quien gobierna la tierra.
Tu origen es la tribu de Judá;
tu descendencia, la familia de David.
Ilustre es tu linaje.
¡Oh tú que permaneciendo virgen
fuiste la madre del Hijo de David!
Bendita tú, muchacha,
que has llevado al leoncillo
del que habló Jacob.
El se humilló... y se hizo un cordero
destinado a subir a la Cruz para salvarnos,
el Árbol que suministró el cabrito
que salvó la vida a Isaac,
era símbolo tuyo.
Bendita tú, bendita, porque por tu mediación
fue cancelada la maldición de Eva.
Gracias a ti se pagó la deuda común
contraída con la serpiente por generaciones.
Tú, sin embargo, has engendrado al tesoro
que colmó el mundo de todo auxilio.
De ti salió la luz que destruyó
el reino de las tinieblas.
(oración compuesta por san Efrén).
Esta oración, recitada con cierta frecuencia en la casa, o en el trabajo, o en el negocio, o en cualquier otro recinto, sirve, además de para pedir protección a la Santísima Virgen María, para que sea purificado y esté alejado de males, peligros y enemigos.
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