jueves, 28 de febrero de 2013

ORACION A SAN PANCRACIO PARA SOLUCIONAR URGENTES Y GRANDES NECESIDADES



Oh glorioso y bienaventurado san Pancracio
que en la hermosa niñez,
que tan rica y halagadora se presentaba para vos
con las promesas del mundo,
renunciasteis magnánimamente a todo
para abrazar la Fe sin condición
y servir a nuestro Señor Jesucristo
con gran espíritu de caridad,
entrega y con profunda humildad,
y por Él ofrecisteis alegremente vuestra vida
con un sublime martirio,
escuchad, os suplicamos, esta plegaria.

Memorable san Pancracio,
tú que proclamas:
“venid a mí y os daré todos los bienes”
os rogamos humildemente
que toméis en consideración
 nuestras grandes necesidades
y no deis ayuda en esta dolorosa situación:

(hacer la petición). 

Interceded ante vuestro amado Jesús
para que nuestras solicitudes sean atendidas
y con celeridad concedidas,
y podamos superar esta dura circunstancia;
 obtenednos también de Él una viva fe
que nos sirva de luz
mientras peregrinamos en este mundo;
un ardiente amor a Dios
sobre todas las cosas
y al prójimo como a nosotros mismos.

Bondadoso niño san Pancracio: 
obtenednos a todos la felicidad en la tierra 
para que alcancemos la del Santo Paraí­so. 

ORACIONES A LA SANTÍSIMA TRINIDAD 

Oración al Padre Eterno. 
Creo, Padre Celestial, todo lo que es de Fe, 
y con ella quiero vivir y morir; 
por intercesión de san Pancracio 
concédeme a mí y a mi familia 
buena salud para cumplir mis obligaciones. 
Reza Padrenuestro, Avemaría, Gloria. 

Oración al Hijo de Dios. 
¡Oh! buen Jesús, que a todos nos ayudas 
concédeme la virtud de la Esperanza en tus promesas, 
como lo hizo san Pancracio, 
que siempre confió en tu Providencia, 
y así pueda conseguir por su intercesión trabajo 
y don de acierto en las cosas que haya de emprender 
para atender a mis necesidades y las de mi familia. 
Reza Padrenuestro, Avemaría, Gloria. 

Oración al Espíritu Santo. 
Oh Espíritu Santo de amor y bondad 
concédeme la virtud de la Caridad, 
para amar a Dios sobre todas las cosas 
y al prójimo por amor a Dios, 
como lo hacía el glorioso San Pancracio. 
Por su intercesión confío alcanzar esta gracia 
y la de verme libre de desgracias 
y personas mal intencionadas. 
Raza Padrenuestro, Avemaría, Gloria. 
Así sea. +

Rezar con mucho fervor y confiando en la poderosa intercesión de san Pancracio,  
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 
Tienes que hacer las oraciones por tres días seguidos. 

NOTAS SOBRE LA VIDA DE ESTE SANTO

San Pancracio es un santo romano del siglo IV que fue martirizado por declararse creyente y partidario de Nuestro Señor Jesucristo.

Según la tradición su padre murió martirizado y su madre recogió en unos algodones un poco de la sangre del mártir y la guardó en un relicario de oro, y le dijo al niño: "Este relicario lo llevarás colgado al cuello, cuando demuestres que eres tan valiente como lo fue tu padre".

Un día Pancracio volvió de la escuela muy golpeado pero muy contento. Su madre le preguntó la causa de aquellas heridas y de la alegría que mostraba, y el jovencito le respondió: "Es que en la escuela me declaré seguidor de Jesucristo y todos esos paganos me golpearon para que abandonara mi religión. Pero yo deseo que de mí se pueda decir lo que el Libro Santo afirma de los apóstoles: "En su corazón había una gran alegría, por haber podido sufrir humillaciones por amor a Jesucristo". (Hechos 6,41).

Al oír esto su madre tomó en sus manos el relicario con la sangre del padre martirizado, y colgándolo al cuello de su hijo exclamó emocionada: "Muy bien: ya eres digno seguidor de tu valiente padre".

Como Pancracio continuaba afirmando que él creía en la divinidad de Cristo y que deseaba ser siempre su seguidor y amigo, las autoridades paganas lo llevaron a la cárcel y lo condenaron y decretaron pena de muerte contra él. Cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio (en la vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma) varios enviados del gobierno llegaron a ofrecerle grandes premios y muchas ayudas para el futuro si dejaba de decir que Cristo es Dios. El valiente joven proclamó con toda la valentía que él quería ser creyente en Cristo hasta el último momento de su vida. Entonces para obligarlo a desistir de sus creencias empezaron a azotarlo ferozmente mientras lo llevaban hacia el lugar donde lo iban a martirizar, pero mientras más lo azotaban, más fuertemente proclamaba él que Jesús es el Redentor del mundo. Varias personas al contemplar este maravilloso ejemplo de valentía se convirtieron al cristianismo.

Al llegar al sitio determinado, Pancracio dio las gracias a los verdugos por que le permitían ir tan pronto a encontrarse con Nuestro Señor Jesucristo, en el cielo, e invitó a todos los allí presentes a creer siempre en Jesucristo a pesar de todas las contrariedades y de todos los peligros. De muy buena voluntad se arrodilló y colocó su cabeza en el sitio donde iba a recibir el hachazo del verdugo y más parecía sentirse contento que temeroso al ofrecer su sangre y su vida por proclamar su fidelidad a la verdadera religión.

Allí en Roma se levantó un templo en honor de San Pancracio y por muchos siglos infinidad de personas han ido a venerar y admirar, en ese templo, el glorioso ejemplo de un valeroso muchacho de 14 años, que supo ofrecer su sangre y su vida por demostrar su fe en Dios y su amor por Jesucristo.

1 comentarios:

  1. Dijo el señor: en mi nombre los perseguirán, apesar del oprovio recibido no dejó a cristo de lado

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