¡Oh, glorioso San Alejo, santo bienaventurado!
que inspirado por el Señor y por ganar virtud
te alejaste de la vida familiar, esposa y padre dejaste,
y supiste renunciar a todo con generosa disposición
para vivir solo, en oración y en mendicidad,
para dedicar tu vida a Dios y solo a El servir por amor.
para dedicar tu vida a Dios y solo a El servir por amor.