(UTILIZANDO LA
MEDITACIÓN DE PADRENUESTRO)
Padrenuestro que
estas en el cielo.
Te ruego
humildemente,
eterno, benigno,
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
que Tú mismo has
acogido como criaturas tuyas,
a pesar de que
ellas no te han amado
sino te han rechazado,
y no te han
rendido el honor que te es debido.
En expiación y
penitencia
te ofrezco en
sacrificio todo el amor y la bondad
de tu amadísimo
Hijo y Señor Nuestro Jesucristo.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Jesús mío, misericordia!
Santificado sea tu
nombre.
Te ruego
humildemente,
eterno, benigno,
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
que no han
glorificado tu santo nombre,
y que con
frecuencia,
lo han pronunciado
indignamente y con ligereza.
En expiación y
penitencia te ofrezco en sacrificio
todas las
enseñanzas con las cuales
tu amadísimo Hijo
y Señor Nuestro Jesucristo
ha glorificado en
la Tierra tu santo nombre.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Jesús mío, misericordia!
Venga a nosotros
tu reino.
Te ruego
humildemente,
eterno, benigno,
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
que no han
anhelado con amor ardiente
y con inmenso
deseo tu santo reino.
Por esos muchos
pecados,
te ofrezco en
sacrificio el poderoso deseo
de tu amadísimo
Hijo y Señor Nuestro Jesucristo,
con el cual Él
desea que todos sean acogidos
en tu santo reino.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Jesús mío, misericordia!
Hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.
Te ruego
humildemente,
eterno, benigno,
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
que no se han
sometido del modo más devoto
a tu santa
voluntad,
sino que muchas
veces
han actuado según su propio querer,
sustrayéndose así a la observancia de
la misma.
En expiación y
penitencia,
te ofrezco al Corazón
divino
de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro
Jesucristo
y su gran sumisión.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Jesús mío, misericordia!
Danos hoy nuestro
pan de cada día
y perdona nuestras
ofensas
como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
Te ruego
humildemente
eterno, benigno y
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
su pesada
abundancia de culpas,
porque no han
amado a sus enemigos
y no han querido
perdonar.
En expiación y
penitencia por estos numerosos pecados,
te ofrezco en
sacrificio las Santas Palabras
de tu amadísimo Hijo
y Señor Nuestro Jesucristo,
con las cuales
dijo desde la cruz:
“Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen.”
¡Jesús mío, misericordia!
¡Jesús mío, misericordia!
No nos dejes caer
en la tentación.
Te ruego
humildemente
eterno, benigno y
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
que no han opuesto
resistencia alguna
en las grandes
tentaciones,
cediendo a las
seducciones del Maligno
y que por lo tanto
se han precipitado en la ruina.
En expiación y
penitencia,
te ofrezco la
amorosa y obediente sumisión
y todo el amargo
sufrimiento y la muerte
de tu
amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo.
¡Jesús mío, Misericordia!
¡Jesús mío, Misericordia!
Líbranos de todo
mal.
Te ruego humildemente
eterno benigno y
misericordioso Padre,
que perdones a las
pobres almas
y las lleves junto
a tu amadísimo Hijo
y Señor Nuestro
Jesucristo
al reino de la gloria,
donde Tú vives por
siempre.
¡Jesús mío, misericordia!
Amén. +
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Haz con mucha esperanza tu petición y
repite todo durante tres días consecutivos.
¡Jesús mío, misericordia!
Amén. +
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Haz con mucha esperanza tu petición y
repite todo durante tres días consecutivos.
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