martes, 1 de diciembre de 2020

LOS SIETE CIELOS Y SUS ÁNGELES REGENTES




El concepto de los Siete Cielos proviene de la tradición judeo-cristiana y es también parte de las creencias musulmanas. Los persas y los babilonios también creían en Siete Cielos donde habitaban sus deidades. 

Los persas en particular concebían al Séptimo Cielo como la morada del Creador, quien estaba allí sentado en un inmenso trono blanco rodeado de Querubines. Esta idea, que persiste en el Judaísmo y el Cristianismo, indica que su origen data del tiempo de la antigua Persia y de Babilonia. Otras autoridades hebreas como Enoch, nos dicen que existen más de Siete Cielos. 

Según Enoch, que visitó estas mansiones celestiales en una visión apocalíptica, existen Diez Cielos. Fue en el Décimo Cielo que Enoch tuvo la visión del rostro de Dios. 

Por otra parte, el Zohar nos habla de trescientos noventa cielos y setenta mil mundos y existe una leyenda hebrea que asegura que existen novecientos cincuenta y cinco cielos, una cantidad que no es tan exorbitante, considerando la infinidad de ángeles que existen. Pero, tanto las autoridades eclesiásticas judías como las cristianas, han abrazado el concepto más modesto de Siete Cielos, cada uno de los cuales es de una inmensidad prodigiosa. 

Se dice que los Siete Cielos están suspendidos sobre la tierra, uno encima del otro en esferas concéntricas. Su constitución no es física sino espiritual y se pueden concebir como estados de conciencia o como otros planos de existencia. 

De acuerdo a Louis Ginzberg, en su obra "Leyendas de los Judíos", el Primer Cielo es el más bajo en jerarquía y es como una especie de cortina que oculta el firmamento y las estrellas durante el día. Por la noche los ángeles descorren la cortina para revelar la inmensidad del universo y del Primer Cielo. En este concepto, el ser humano solo puede percibir parte del Primer Cielo, que es el universo, ya que este oculta los otros seis a su vista. 

PRIMER CIELO

En hebreo su nombre es Shamayim o Wilon y su príncipe regente es Sidriel, pero varias autoridades dicen que este cielo es regido por Gabriel. Es aquí donde están todas las estrellas, cada una de los cuales tiene su propio Angel Guardián. El primer cielo es la morada de Adán y Eva. Según el patriarca Enoch, este cielo es donde se guardan la nieve, el hielo, las nubes y el rocío. Aquí Enoch vio también los doscientos ángeles que rigen las estrellas. 

SEGUNDO CIELO

En hebreo su nombre es Raquis y su príncipe regente es Barakiel, aunque hay autoridades que dicen que este cielo es regido por Rafael y Zakariel. De acuerdo a la tradición musulmana es aquí donde se encuentran Jesús y San Juan Bautista. 
Cuando Moisés visitó la Morada Divina, pasó por el Segundo Cielo donde se encontró frente a frente con el ángel Nuriel que tiene más de trescientos pies de estatura, lo cual lo hace uno de los ángeles más diminutos de las huestes celestiales si consideramos que algunos son más grandes que el sistema solar completo. Durante este encuentro, Nuriel estaba acompañado de cincuenta huestes angelicales todos formados de agua y fuego. 

De acuerdo con la tradición judía, es en el Segundo Cielo donde están aprisionados los ángeles caídos, que pecaron contra el Creador. Varias de las moradas de los ángeles oscuros se encuentran en otros cielos, en áreas separadas especialmente para ellos. El Segundo Cielo es también el lugar donde Dios colocó a los planetas. 
En este cielo el patriarca Enoch vio a muchos pecadores encadenados esperando el Juicio Final. También en un área separada del Segundo Cielo están aprisionados los ángeles que tuvieron relaciones prohibidas con mujeres, siendo azotados diariamente por este pecado. 

TERDER CIELO

En hebreo el Tercer Cielo se llama Shehaquim y su príncipe regente es Baradiel. Otras autoridades dicen que Anael es el regente de este cielo. Es en el Tercer Cielo que los ángeles producen y guardan grandes cantidades de mana, que es el alimento celestial que Dios envió a los judíos durante su travesía por el desierto. El mana es también el sostén de las almas santificadas. Esta miel divina es llevada al Tercer Cielo por abejas celestiales bajo el mando de Miguel Arcángel. Se dice que San Pablo visitó el Tercer Cielo donde dijo haber escuchado frases terribles que según el no podían repetirse. San Pablo nunca fue gran amigo de los ángeles, a los cuales acusaba de vez en cuando de infracciones contra la ley divina. Tal vez por esta razón los ángeles del Tercer Cielo lo recibieron con palabras ofensivas. 
En las regiones del norte de este cielo se encuentra el Infierno. Esta área está repleta de monstruos de apariencia horrible. El hecho de que el Infierno se encuentre en el Tercer Cielo no es sorprendente ya que tanto los griegos como los antiguos hebreos creían que el Cielo y el Infierno estaban uno al lado del otro. 
Uno de los comentarios rabínicos sobre el Salmo 90 nos dice que el Paraíso está a la derecha de Dios y el Infierno a su izquierda. Según el patriarca Enoch, el Paraíso con el Arbol de la Vida se encuentra en el Tercer Cielo. Cuando Dios visita este cielo se sienta bajo la sombra del Arbol a descansar. Entre los príncipes regentes del paraíso están Miguel, Gabriel, Zotiel, Zefon, Johiel, y Azrael, que es uno de los ángeles de la muerte. 

CUARTO CIELO 

En hebreo el Cuarto Cielo se llama Machonon y sus príncipes regentes son Zahaquiel y Miguel. Se dice que la Jerusalén celestial se encuentra en el Cuarto Cielo, junto con el Templo y el Altar de Dios. Fue en el Cuarto Cielo que el profeta Mahoma se encontró con el patriarca Enoch. Es también aquí que el Sol y la Luna viajan a través del firmamento en sus carruajes, de acuerdo a una antigua tradición. 

QUINTO CIELO

El Quinto Cielo se llama Mathey y su príncipe regente es Zadkiel. Otras autoridades dicen que este cielo es regido por Sandalfón, que según la Cábala también rige la tierra y es conocido universalmente como el ángel de las lágrimas. En un área separada de este cielo se encuentran otros ángeles caídos, entre ellos los Grigori o Guardianes de las Torres o Atalayas, quienes están en "las regiones del norte" de acuerdo a la leyenda. 
Varios de los Grigori, junto a su regente Salamiel, fueron castigados por rechazar al Creador. 
El profeta Zefaniah dice haber visitado el Quinto Cielo, donde vislumbró los ángeles que se conocen como Señores, pertenecientes al Coro de las Dominaciones o Dominios. Cada uno de estos ángeles llevaba una corona en la cabeza y estaba sentado en un trono siete veces más resplandeciente que el Sol. En el Quinto Cielo se encuentra también el ángel de la venganza. Es en el Quinto Cielo donde coros angelicales cantan las alabanzas a Dios durante la noche. Durante el día están silenciosos para que Dios pueda escuchar las alabanzas de Israel. 

SEXTO CIELO

En hebreo el nombre del Sexto Cielo es Zebul y su príncipe regente es Gabriel o Zadkiel. En este cielo es donde se guardan todos los infortunios de la humanidad como huracanes, plagas, terremotos, temblores de tierra y otros fenómenos de la naturaleza reconocidos como de origen divino. Es aquí donde habita el Angel Guardián del Cielo y de la Tierra, el cual está formado de nieve y fuego, según los musulmanes. Se dice que es en el Sexto Cielo que los ángeles estudian la astrología. 

SÉPTIMO CIELO

En hebreo el nombre del Séptimo Cielo es Araboth y su príncipe regente es Miguel. Otras autoridades lo asignan a Cassiel. El Séptimo Cielo es donde se encuentra la Morada de Dios y los espíritus de los seres humanos que aún no han nacido. Fue en el Séptimo Cielo que el profeta Isaias escuchó a Dios formar el plan de la vida de Jesús en la tierra. Es la morada de los Serafines y los Poderes o Potencias y del ángel Zagzaguel, príncipe de la ley divina. 

La fuente principal de donde provienen los nombres de los príncipes regentes de los Siete Cielos es el tercer Libro de Enoch. Esta obra, que es parte de la Pseudoepígrapha, hace una descripción de la interrelación entre los ángeles y el respeto y homenaje que se brindan mutuamente, sobre todo a los ángeles de las jerarquías superiores. 

El libro describe el poder y la magnitud de los grandes ángeles, especialmente los príncipes de los distintos coros celestiales en orden de ascendente importancia, y los espíritus que están más cerca de la Divina Presencia. 

Es el gran arcángel Metratón, en quien Enoch es transformado más adelante, y quien revela los secretos de la Jerarquía Angelical y la estructura de las huestes angelicales, a quienes Metratón llama los "celestiales". Cada príncipe regente preside sobre una hueste celestial compuesta de cuatrocientos noventa y seis millares de ángeles ministros. Todos estos ángeles montan a caballo y cuando están frente a su príncipe regente, se desmontan y se postran a sus pies. 

Los príncipes regentes llevan una corona sobre las cabezas, tienen un manto sobre los hombros y un cetro en la mano. Cada príncipe regente se quita la corona y se postra a los pies del príncipe regente del cielo que es superior a él. Por ejemplo, Sidriel, regente del Primer Cielo, se quita su corona y se postra a los pies de Barakiel, regente del Segundo; y Barakiel rinde la misma pleitesía a Baradiel, regente del Tercer Cielo; y Baradiel se postra ante Zahaquiel, regente del Cuarto y así sucesivamente hasta el Séptimo Cielo. 

Bajo el mando de los Príncipes Regentes de los Siete Cielos están los siguientes Sarim o Príncipes Angelicales: 

1. Gallaliel, que está a cargo del orbe del Sol. 

2. Ofaniel, que está a cargo del globo de la Luna. 

3. Rahatiel, que está a cargo de las constelaciones. 

4. Kokabiel, que está a cargo de las estrellas.

Superiores a todos estos Príncipes Angelicales están los Príncipes de los Setenta y Dos Reinos de las Alturas, los cuales corresponden a las setenta y dos naciones de la tierra. Miguel, Príncipe Regente del Séptimo Cielo, se quita su gloriosa corona y se postra ante estos setenta y dos Príncipes. 

Superiores a los setenta y dos Príncipes de los Reinos de las Alturas son los Guardianes de los Portales de los Siete Palacios que están en Araboth, el Séptimo Cielo. Y los setenta y dos Príncipes se quitan sus coronas y se postran ante ellos. Los Guardianes de cada uno de los Siete Palacios se postran frente a los Guardianes de los palacios superiores. El Guardián del Séptimo Palacio se quita su corona gloriosa y se postra frente a los cuatro grandes Príncipes que guardan los cuatro campamentos de la Shekinah. 

Superior a los Cuatro Guardianes de los campamentos de la Shekinah es Tagas, que está al frente de todos los celestiales. Y los Cuatro Guardianes se quitan sus coronas y se postran frente a él. 

Superior a Tagas es Barattiel, quien sostiene al Séptimo Cielo en las puntas de tres de sus dedos. Por esto Tagas se quita su corona y se postra frente a él. 

Superior a Barattiel es Hamon, un Príncipe temido y terrible de gran poder, y está a cargo de dirigir el Triságono divino: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los Ejércitos Repleto está el Cielo de Su Gloria. Por esto Barattiel se quita su corona y se postra frente a él.

Infinitamente superior a Hamon son los Príncipes Angelicales que tienen el gran honor de añadir a sus nombres el gran nombre de Dios de cuatro letras, el Tetragrammaton, YHVH o Jehová. El primero de estos espíritus superiores es Tatrasiel YHVH y ante él, Hamon se quita su corona y se postra a sus pies. Estos ángeles excelsos son siete:

1. Tatrasiel YHVH 
2. Atrugiel YHVH 
3. Naaririel YHVH 
4. Sasnigiel YHVH 
5. Zazriel YHVH 
6. Gevuratiel YHVH 
7. Anapiel YHVH 
8. Asroilu YHVH 
9. Gallisur YHVH

Cada uno de estos Príncipes se quita su corona y se postra frente al Príncipe superior a él. Superior a Gallisur es Zakzakiel YHVH, que inscribe los méritos de Israel en la corona de Dios. Superior a Zakzakiel YHVH es Anapiel YHVH, quien tiene a su cargo las llaves de los Siete Palacios de Araboth y cuya majestad y gloria sobrepasa a todos los ámbitos del Séptimo Cielo. Superior a Anapiel YHVH es Soterasiel YHVH, quien gobierna las cuatro salidas del Río de Fuego que está en Araboth. Ninguno de los Príncipes Angelicales puede entrar o salir de la Presencia de la Shekinah sin su permiso.

Superior a Soterasiel YHVH es Sokedhozi YHVH, quien pesa los méritos de los seres humanos en una balanza frente al Creador. Superior a Sokedhozi YHVH es Sehanpuryu YHVH, quien tiene el poder de extinguir el Rio de Fuego que corre a través de Araboth. Superior a Sehanpuryu YHVH es Azbogah YHVH, el bienamado y terrible Príncipe, quien conoce los secretos del Trono de Dios y provee los cuerpos de las almas al nacer y les da la vida eterna cuando mueren. Superior a Azbogah YHVH es el espíritu dual Soperiel YHVH, que se manifiesta como dos entidades distintas. Una de estas entidades tiene el poder de dar la vida y la otra de dar la muerte. Es el espíritu que está a cargo de los libros de los vivos, de aquellos a quienes Dios ha decidido dar el don de la vida. Superior a Soperiel YHVH es Rikbiel YHVH, quien está a cargo de las ruedas de la Merkabah o carruaje divino, que transporta a la Shekinah. Superior a Rikbiel YHVH es Hayliel YHVH, y es tan inmenso que puede tragarse al mundo de un golpe. Este espíritu está a cargo de las criaturas sagradas que cantan el triságono Divino, las cuales exhorta con latigazos de fuego. 

Superior a Hayliel YHVH es Kerubiel YHVH, el cual es regente de los Querubines. Su cuerpo está cubierto de carbones encendidos y su estatura se extiende a través de los Siete Cielos. Su rostro es de fuego ardiente, sus ojos son como chispas y sus pestañas como relámpagos. Es un Príncipe recto y majestuoso cuya presencia es exaltada por millares de legiones. Sobre su cabeza lleva una corona sagrada en la cual esta grabado el nombre de Dios, del que brotan destellos de luz. El arco de la Shekinah se extiende sobre sus hombros y todo su cuerpo está cubierto de ojos. De la cabeza a los pies está rodeado de alas y siempre va acompañado de truenos y de relámpagos. 

Los Querubines, que están a su cargo, son los servidores de la Shekinah, y la Gloria descansa sobre sus espaldas. Por esto sus rostros destellan con la Gloria de Dios y están rodeados de zafiros, que es la piedra relacionada con la Shekinah. Kerubiel los organiza en diseños exquisitos y los exhorta con gran esmero para que continuamente lleven a cabo la voluntad del Creador, ya que sobre sus cabezas reside perpetuamente la Gloria Divina. 

Superior a Kerubiel YHVH es Ofaniel YHVH, Príncipe de los Ofanim o Tronos. Este ángel tiene dieciséis caras, cuatro en cada lado, cien alas en cada costado y ocho mil setecientos sesenta y seis ojos, de los cuales surgen rayos y centellas. Todo el que se atreve a mirarlo de frente queda hecho cenizas al instante. Este es el más alto de todos los ángeles. La altura de su cuerpo es de una jornada de dos mil quinientos años y nadie sabe lo grande de su poder excepto Dios mismo. Los Tronos, a quienes rige Ofaniel YHVH, se visten de zafiros y esmeraldas cuyo fulgor es tal que se extiende por todo el Séptimo Cielo. 

Superior a Ofaniel YHVH es Serapiel YHVH, un gran Príncipe Celestial pleno de alabanzas y esplendor divino, quien es el máximo regente de los Serafines. Su rostro es el de un ángel pero su cuerpo es el de un águi-la inmensa. El zafiro que reposa sobre su cabe-za es del tamaño de la tierra. Su cuerpo está cubierto de millones de ojos como estrellas y cada ojo es como el lucero de la mañana. La corona sobre su cabeza refleja la luz del Trono de Dios y su altura es de una jornada de quinientos dos años. 

Los Serafines, a quienes gobierna Serapiel YHVH, son instruidos constantemente por este para que alaben sin cesar a su Creador con salmos, plegarias, elogios y majestad continuas. Los serafines están hechos de llamas. Cada uno tiene seis alas y cada ala tiene el tamaño de uno de los Siete Cielos. Se dice que todas las mañanas Satanás, que perteneció antes de su caída a los Serafines, se une a Samael, el ángel de la Destrucción, y entre los dos escriben todos los pecados de Israel en tabletas, las cuales les entregan a los Serafines para que estos las pongan en manos del Creador. 

Cada día Dios pasa juicio basado en Su Verdad sobre la humanidad en su Corte Celestial. Si estas tabletas llegan a sus manos, tiene que destruir a Israel por romper sus leyes. Pero los Serafines saben que Dios no desea destruir a Israel y por esta razón no le entregan las tabletas, las cuales destruyen en el fuego divino que está frente al Trono de Dios. De esta manera Dios no tiene evidencia en sus manos sobre las faltas de Israel y no lo destruye. 

Miguel, que es Príncipe de los Serafines, es el guardián y protector de Israel, lo que tal vez explica esta acción protectora de los Serafines. El más elevado de todos los Príncipes Angelicales es Radweriel YHVH, cuya majestad está exaltada sobre todos los ángeles ministros. Este Príncipe divino está a cargo de los archivos celestiales. En estos archivos están los rollos de pergamino en donde está escrita la Ley y todos los decretos de Dios. Radweriel YHVH pone estos pergaminos directamente en las manos del Creador, quien los coloca frente a los escribanos celestiales para que estos los lean frente al Gran Consejo Celestial. 

La grandeza de Radweriel YHVH es tal que de cada palabra que surge de su boca se forman ángeles nuevos. Esto es difícil de comprender ya que Enoch nos dice que Dios creó a todos los ángeles simultáneamente. 

Existen cuatro Príncipes Celestiales conocidos como los Guardianes y los Seres Sagrados. Hay dos Guardianes y dos Seres Sagrados, los cuales rodean a la Majestad de Dios. Estos son los Concejales Divinos, con los cuales Dios consulta antes de pasar juicio o tomar una decisión sobre los seres humanos. 

Hay un río de fuego en el Séptimo Cielo. Cada vez que los ángeles van a cantar el Triságono Divino se bañan en este río y meten sus bocas y sus lenguas en el para purificarse. Luego salen de él y se visten con túnicas de luz deslumbrante para cantar sus alabanzas al Creador. El látigo de fuego, que mencionamos anteriormente es usado en las mansiones celestiales para castigar a los ángeles cuando no llevan a cabo sus labores con la suficiente prontitud o para recordarles que por más elevado que sea su rango, Dios esta sobre de ellos. 

El mismo Metratón relata, en el tercer Libro de Enoch, que en una ocasión llegó Eliseo (Aber) frente al Trono Sagrado y al ver la gran luz de Metratón, que está sentado a la diestra del Creador, quedó estupefacto ante tan deslumbrante espectáculo. Tembloroso murmuró, "¡Hay Dos Poderes en el Cielo!" 

Esto es una gran ofensa a Dios, cuya principal característica es su unidad, ya que es solo Uno. De inmediato Eliseo fue sacado de la Divina Presencia y Anapiel YHVH, que está a cargo de las llaves de los Siete Palacios, siguiendo el mandato de Dios, le dio sesenta latigazos de fuego a Metratón, para ponerlo en su lugar. 

El Arcángel Gabriel, según Enoch, fue también en otra ocasión castigado con el látigo de fuego y exilado de la Divina Presencia por veintiún días por no llevar a cabo un mandato de Dios con la prontitud necesaria. 

Los Siete Cielos son identificados con los siete planetas de los antiguos, Sol (domingo), Luna (lunes), Marte (martes), Mercurio (miércoles), Júpiter (jueves), Venus (viernes) y Saturno (sábado), cada uno de los cuales es regido por un Príncipe Celestial. 

Los Siete Cielos son identificados con el Olimpo de los griegos y divididos en ciento noventa y seis provincias olímpicas. Cada planeta o Cielo tiene adjudicado una serie de provincias que son regidas a su vez por un Espíritu Olímpico. Esto nos revela de inmediato que los Siete Cielos no son otra cosa que nuestro Sistema Solar mientras que Dios es el Universo.

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