jueves, 17 de diciembre de 2020

LOS ÁNGELES Y LA MÚSICA, HISTÓRIAS REALES




En muchas de las pinturas de Ángeles, que nos dejaron famosos pintores de la Edad Media y durante el periodo pre-Rafaelita, estos son representados tocando instrumentos musicales. Quizá se deba al concepto de los "coros angelicales", los cuales son fáciles de asociar con las composiciones y los instrumentos musicales. Es por esto, que la música siempre ha formado parte de la concepción angelical. 

Cuando el compositor Federico Handel escribió su obra magistral El Mesías, dijo haber estado rodeado de ángeles durante su composición. Y cuando escribió "El Aleluya," que es la parte más famosa de este oratorio, vio como el cielo entero se abrió antes sus ojos y le reveló la Gloria de Dios en su trono, rodeado de sus Ángeles. 
Pero no solo los ángeles de luz sirven de inspiración a los seres humanos en la composición de música excelsa. Los ángeles caídos también aman la música, la cual aprendieron por primera vez cuando aún moraban en las mansiones celestiales. 

El compositor italiano Giusseppe Tartini dijo haber recibido en sueños su inmortal sonata para el violín, El trino del Diablo, directamente de este ángel caído. 

Nicolo Paganini, sin duda el más famoso violinista de todos los tiempos, podía tocar las más complejas composiciones musicales en una sola cuerda de su violín. Todas las personas que lo escuchaban tocar decían que estaba inspirado por fuerzas infernales, algo que Paganini nunca se molestó en desmentir. 

Los Ángeles no solo nos inspiran sino también nos desvían del peligro. A menudo, en momentos de crisis, sentimos una voz interna que nos habla y nos da la fuerza necesaria para no sucumbir ante las pruebas de la vida. Otras veces, se siente una presencia invisible a nuestro alrededor que nos insta a seguir un camino específico o que nos detiene en el momento en que vamos a tomar una decisión errónea. 

Existen miles de casos de personas cuyas vidas han sido salvadas de esta manera. 

Una mañana una señora se levantó temprano como siempre para ir a su trabajo. Ya estaba vestida y lista para salir de su casa, escuchó, una voz que le dijo al oído, "No vayas a trabajar hoy". La señora miró hacia atrás, para ver si era su esposo el que le había dicho estas palabras, pero este no estaba a su lado. Un temor extraño se apoderó de ella en esos momentos, pero se rehízo rápidamente y se dijo a si misma que había imaginado la voz. Sin prestarle más caso al asunto, sacó el auto de su garaje y emprendió el viaje diario hacia su lugar de empleo. No hacía diez minutos que estaba manejando, cuando volvió a escuchar la misma voz, esta vez más fuerte y perentoria: "Regresa a tu casa. No vayas a trabajar hoy". 

La señora no dudó más y llena de un terrible presentimiento, se regresó a su casa. Cuando su esposo la vio llegar, le preguntó que le había sucedido y ella le contó su experiencia. Lejos de echar en broma lo que ella le había dicho, su esposo le dijo que hiciera caso a esa voz y se quedara en casa. Durante todo el día esta señora estuvo nerviosa, y para tranquilizar sus nervios, decidió ver un poco de televisión. Al sintonizar el aparato, se enteró de que un grupo de terroristas había plantado una bomba en las Torres Gemelas del bajo Manhattan, precisamente en el edificio en el que ella trabajaba. 

Llena de estupor, vio en la pantalla a varias de las personas con las que ella trabajaba, salir del edificio en camillas o en los brazos de los bomberos, muchas de ellas con máscaras de oxigeno. Si no hubiera escuchado la voz que le advirtió no ir a trabajar ese día, se hubiera contado ella también entre las víctimas del desastre. 

En un caso aun más dramático, que fue relatado en la revista norteamericana STAR, un hombre del Norte de Carolina estaba cambiando la goma de su auto la cual se le había vaciado en el medio de la autopista. Uno de los tornillos que sujetaban la goma rodó debajo del auto y el hombre tuvo que arrastrarse debajo de este para recogerlo. En ese momento el aparato que sostenía al auto en vilo para facilitar el cambio de la goma, se desplomó, atrapando al hombre debajo del auto. 

Cuando esto sucedió, el hombre, que es una persona muy devota, comenzó a rezar a Dios, pidiendo que le enviara a su Angel Guardián a rescatarlo. En esos momentos, una parte del auto cayó sobre su costado pero no llegó a tocarlo. Una fuerza invisible levantó al auto como a tres pies del suelo y el hombre pudo salir de debajo de éste. Tan pronto estuvo afuera, el auto volvió a ser depositado sobre el pavimento y justo al lado de la goma vio al tornillo que se había perdido y que el no había tenido tiempo de recoger. 

En ningún momento este hombre vio a su Ángel Guardián ni a ningún ser humano en esa carretera solitaria pero vive convencido de que un ángel de Dios le salvó la vida.

Gustav Davidson, el autor del Diccionario de los Ángeles, uno de los más famosos libros sobre el tema en tiempos modernos, relata en la introducción de esta obra que durante los estudios que llevó a cabo antes de escribirla, se vio asediado y perseguido por infinidad de ángeles, tanto de los fieles como de los caídos. 

En una ocasión, durante el invierno y cerca del anochecer, estaba regresando a su casa después de visitar una granja vecina. Para acortar el camino, decidió atravesar por un campo que no le era familiar. De pronto una figura tenebrosa como de pesadilla se atravesó en su camino, impidiéndole el paso. La impresión que recibió Davidson fue tan escalofriante que lo dejó paralizado del terror. 

Luchando contra su pánico, Davidson enfrentó a la aterradora aparición y se abrió paso a la fuerza. A la mañana siguiente, no podía decidir si lo que se encontró en el camino fue a un ángel, a un demonio, a un fantasma o al mismo Dios. Davidson tuvo varias de estas experiencias en el curso de la escritura del libro, durante las cuales pasó del terror al éxtasis, de la revelación de otros niveles de existencia a la convicción de que más allá de la evidencia de los sentidos existe sólo la realidad de mundos de fantasía inconcebibles para la mente humana. 

La experiencia de Davidson esa noche con la figura fantasmagórica nos recuerda la lucha de Jacob con un ángel, la cual duró toda una noche y que es relatada en detalles en el Libro de Génesis. Las autoridades bíblicas no concuerdan con la identidad del ángel que luchó con Jacob en esa noche escalofriante. Algunos aseguran que el ángel fue Metratón, otros que fue Miguel y aun otros que fue Dios mismo. 

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