martes, 1 de septiembre de 2020

LOS ÁNGELES EN LA HISTORIA Y LA ANGELOLOGÍA


Los Ángeles han existido desde el principio de los tiempos y el culto que se les rinde es diferente dependiendo del tiempo, de la cultura, de las creencias y del lugar.  

Alrededor del siglo 200 A.C., los rabinos hebreos, comenzaron a traducir el Viejo Testamento del hebreo al griego. Esta traducción pasó a conocerse como el Septuaginto, el cual a su vez fue traducido al latín, en cuyo idioma se le conoció como La Vulgata. 
Fue de la Vulgata que se tradujeron Las Sagradas Escrituras a los demás idiomas. Cuando el Viejo Testamento fue traducido al griego, este era el lenguaje más común durante esa época. La palabra ángel en hebreo es "malakh” y los traductores bíblicos encontraron dos palabras griegas que podían ser usadas en la traducción. 
Una de ellas, "angelos", significaba un mensajero común, no necesariamente angelical. La otra palabra, "daimon", significaba un espíritu que podía influir para bien o para mal en una persona. Por ejemplo, el gran filósofo Sócrates creía tener un excelente "daimon" como su guía. Pero debido a que un "daimon" podía ser también un espíritu maligno, los traductores bíblicos optaron por usar "angelos" como la traducción perfecta de "malakh" o mensajero divino. De "angelos" fue derivada la palabra ángel que es la que comúnmente se usa para definir a estas entidades celestiales. 

Con el transcurrir del tiempo la palabra griega "daimon" paso a representar solamente a espíritus maléficos y fue así que la palabra demonio fue añadida a nuestro vocabulario. 

La palabra griega "exousia', que se traduce a veces como poderes y otras veces como virtudes, los cuales son dos de los coros angelicales, se utilizan en la versión griega del Nuevo Testamento para indicar a los ángeles. Por ejemplo, cuando San Pablo se refería a los ángeles los llamaba "exousia', o poderes. 

El estudio de los ángeles se conoce como angelología (aunque también está muy extendida la palabra angeología), donde se definen sus oficios, sus características y alcance de sus funciones, y contrario a lo que muchas personas creen, su origen no proviene del Judaísmo o del Cristianismo, sino que se remonta al tiempo de Babilonia, la antigua ciudad mencionada en la Biblia, la cual existió por muchos siglos al sur de Mesopotamia. 
En esa misma área surgió más tarde la civilización de Caldea, origen del patriarca Abraham. Las creencias de los judíos en los ángeles fue grandemente influenciada por la cultura de los babilonios. A raíz del exilio del pueblo de Israel a Babilonia, alrededor de 600 años antes de Cristo, muchos teólogos y artistas judíos comenzaron a utilizar conceptos de Mesopotamia en su descripción de los ángeles. Por ejemplo, la idea de que los ángeles tienen alas proviene de la iconografía o pintura alegórica de los dioses de Mesopotamia, muchos de los cuales eran representados como seres alados. 

Varias de las ideas respecto a las vestimentas que llevan, a la apariencia física que tienen, así como a los nombres y jerarquías de los ángeles, también provienen de fuentes babilonias. Este sincretismo o identificación de deidades entre diversas religiones es muy común y se extiende a través de todo el mundo y de todos los tiempos. 

A menudo en la antigüedad los dioses de una religión pasaban a convertirse en los demonios de una religión rival. Esto es tipificado en la transformación de la gran diosa Ishtar de Babilonia (Astarte entre los fenicios), en Ashtoreth, una entidad diabólica entre los judíos, repudiada por el profeta Jeremías. Ashtoreth pasó luego a conocerse como Astaroth, uno de los ángeles caídos, de quien se dice es un duque en la jerarquía infernal. 

La misma diosa fue conocida entre los egipcios como Isis, identificada con la luna y la fertilidad. Esta es una forma de rechazar y suplantar a las deidades de una religión por las deidades de la religión que la sigue, en este caso la religión judía. 

Otro caso particularmente conocido es el de Asmodeo, a quien aún se invoca en rituales para el amor, y quien originalmente formaba parte de las "devas" persas. En la tradición judía, Asmodeo, cuyo verdadero nombre persa es Ashmedai, es una entidad infernal acusado de haber embriagado al patriarca Noé y de ser hijo de Lilith, la primera mujer de Adán, quien es una criatura satánica que se goza en destruir a los niños. Se dice que Asmodeo es también el que controla todas las casas de juego. 

La costumbre de transformar a las deidades positivas de una religión, en las entidades negativas o destructivas de otra religión que la suplanta, aparece también en las religiones griegas y romanas y en otras más. En ciertos casos, la deidad de una religión aparece en otra religión también como una deidad. Los griegos, por ejemplo, cogieron prestada a Astarte de los fenicios y la transformaron en Afrodita, su diosa del amor, y más tarde los romanos llamaron Venus. 

Además de la influencia de Babilonia, la tradición dualista de los persas, especialmente el Zoroastrismo, que creía en la lucha continua entre las fuerzas del bien y del mal, añadió una nueva dimensión al concepto judío de los ángeles. De aquí surgió la visión de ángeles de luz y de ángeles oscuros que se rebelaron en contra de Dios. Más adelante, esta visión angelical, ampliada y enriquecida por religiones politeístas, pasó del Judaísmo al Cristianismo y luego a la religión musulmana conocida como Islam.

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