jueves, 13 de agosto de 2020

QUIENES SON LOS ÁNGELES, CONOCIMIENTO UNIVERSAL Y FUERZAS CÓSMICAS



En los últimos años, un creciente número de personas están relatando sus experiencias con entidades angelicales, las cuales han afectado profundamente sus vidas, y, en muchos casos, las han transformado por completo dando, por lo general, otra perspectiva en su forma de sentir las fuerzas cósmicas. 

Según las estadísticas se puede decir que tres de cada cinco personas alrededor del mundo, han tenido algún tipo de experiencia sobrenatural en la que ha visualizado un ser celestial. Y de esas tres, dos han tenido una experiencia con un ángel o una entidad igualmente benéfica. 
Encuestas recientes han determinado que más del ochenta por ciento de la población del mundo cree en ángeles o en visitaciones celestiales. 

Los ángeles son mensajeros divinos, cuya misión en la Tierra es la de servir a la humanidad, acompañarla en sus vicisitudes y guiarla por el buen camino. La mayor parte de esta misión es llevada a cabo por los Ángeles Guardianes. Esto es lo que nos dice la Biblia y así lo atestiguan infinidad de testimonios. 

Pero lejos de ser entidades pacificas y etéreas o niñitos regordetes con caras sonrosadas y alas blancas, como el plumón de un ave, los ángeles bíblicos son guerreros fuertes y agresivos, armados hasta los dientes con espadas, lanzas y corazas deslumbrantes. Y tiene que ser así, ya que continuamente están luchando contra las fuerzas del mal y los enemigos de Dios y de la humanidad. 

Estos ángeles están organizados en coros y órdenes conocidas como las Huestes Celestiales o los Ejércitos del Señor. Y Dios mismo es llamado en el Triságono Divino, Señor Dios de los Ejércitos. Tanto el Libro de Zacarías como el de Revelaciones nos dicen que los ángeles montan en caballos blancos y sus números se elevan a los "millares de millares", es decir, millones de millones. 

En la Biblia se mencionan 294 veces, lo que indica que los Ángeles son muy importantes y han tenido especial relevancia en el curso de la humanidad en la Tierra. 
En el Libro de Génesis, un ángel saca a Adán y a Eva del Paraíso; un ángel lucha con Jacob toda una noche; también un ángel detiene la mano de Abraham cuando va a sacrificar a su hijo Isaac por mandato divino. En otro pasajes se cuenta como un ángel salva a Hagar y a su hijo Ismael en el desierto y tres ángeles del Señor visitan a Abraham y a Lot antes de destruir a Sodoma y a Gomorra. Y es también un ángel quien salva a los compañeros de Daniel del fuego, y no olvidemos que un ángel es el que le revela a José que María ha concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y otro ángel, el de la Anunciación, le revela a María que va a tener un hijo. 

Los profetas Elías, Isaías, Zacarías, Ezequiel y Daniel nos hablan de sus experiencias con los ángeles y tanto Moisés, como David y Salomón tuvieron tratos con ellos. 

Jesús nos dice en el Nuevo Testamento que los ángeles en el cielo se llenan de regocijo cuando un pecador se arrepiente y Juan los describe con grandes detalles en Revelaciones. Pero no solamente la Biblia nos habla de la continua intercesión de los ángeles a nuestro favor; el Corán también menciona el trabajo constante que hacen los ángeles para ayudar a la humanidad y muchos de los libros apócrifos, especialmente la Pseudoepígrafa, describen la lucha incesante entre los ángeles de Dios y los ángeles caídos. 

El concepto de los ángeles data de la mayor antigüedad y tanto los asirios, como los persas y los babilonios, creían firmemente en estas criaturas aladas. Los eones de los gnósticos y los bhodisattvas del hinduismo son entidades análogas a los ángeles y su labor es también la de iluminar, proteger y ayudar al ser humano en su evolución espiritual. 

Tal vez la pregunta más dolorosa que se hace el ser humano continuamente es por qué Dios permite tanto sufrimiento en la Tierra, por qué permite la tragedia, el crimen, la injusticia y la desgracia. Por qué tienen que sufrir los inocentes, por qué mueren tantos niños de enfermedades destructivas, por qué son atormentados por personas mal intencionadas y sin conciencia; por qué personas buenas, que nunca han hecho mal a nadie y han observado siempre la ley humana y la divina, sufren a menudo terribles tragedias; y por qué otros, que despojan a los infelices, que rompen la ley divina a cada instante con su depravación y su maldad y a menudo cometen crímenes a mansalva, viven vidas prosperas y tranquilas. 

¿Dónde están los ángeles cuando los niños y otros seres inocentes son devastados por el dolor, la angustia y la tragedia? La respuesta a estas preguntas es doble. En primer lugar, Dios creó al ser humano con libre albedrío, por lo cual no puede intervenir en las acciones de la humanidad. El crimen, la depravación y el desenfreno son acciones humanas que solo nosotros mismos podemos controlar. En el momento en que Dios interfiere, nos quita nuestro libre albedrío, el ejercicio de nuestra voluntad y ya pasamos a ser marionetas en sus manos. Y Dios quiere que nosotros regresemos a él por decisión nuestra, no porque él nos obligue. Somos pues nosotros los que tenemos que detener el descenso moral y tomar las riendas de nuestros destinos y la evolución espiritual en nuestras manos, rechazando y destruyendo el mal que encontramos a nuestro paso.

En segundo lugar, el sufrimiento de los inocentes es causado por la existencia del mal en la Tierra. Las enfermedades incurables, los accidentes, las injusticias, las adversidades, las desgracias y las tragedias son el resultado del desequilibrio que existe en la naturaleza y de las vibraciones negativas y destructivas que continuamente nos rodean. Y este desbalance y negatividad es creada por las energías cósmicas oscuras que llamamos las fuerzas del mal o los ángeles caídos. 

Existe en la Tierra una lucha continua entre las fuerzas negativas, que se identifican como las hordas satánicas, y las fuerzas positivas, que personificamos como ángeles de luz. Desgraciadamente, los ángeles o fuerzas positivas no siempre ganan la batalla, triunfan ante la maldad o salen victoriosos. 

Cuando el Ángel Guardián de una persona pierde en esta lucha sin cuartel contra las fuerzas del mal, el resultado inevitable es el dolor y la tragedia. Y a menudo los que sufren está derrota son los seres más débiles y más indefensos porque no tienen suficiente energía positiva a su alrededor para salvarse. 

Toda acción o pensamiento humano, ya sea positivo como negativo, afecta el delicado balance de las energías que circundan a nuestro planeta. Todo lo que existe está basado en esta interacción de fuerzas cósmicas a nuestro alrededor. La Tierra misma es afectada por estas energías, las cuales cuando están en desarmonía, se reflejan en los disturbios atmosféricos, las catástrofes y los desastres creados por la naturaleza. 

En los últimos años se ha descubierto la extraordinaria influencia benéfica que las meditaciones colectivas de grupos de personas crean en el equilibrio del planeta. Es posible, a través de meditaciones, individuales o en grupo, llevar la lluvia a puntos del planeta que están sufriendo grandes sequías, o detener inundaciones y lluvias torrenciales que amenazan destruir las áreas afectadas. Esto se debe a que todo lo que existe tiene un campo electromagnético a su alrededor que puede ser afectado si se le envían fuertes cantidades de energías mentales concentradas. Todos nosotros podemos afectar de forma positiva el balance de energías cósmicas de la Tierra enviando pensamientos armoniosos y curativos al planeta y a todo lo que en él habita. Podemos identificar a estas energías cósmicas positivas con los ángeles de luz, con los seres celestiales de los que nos hablan las Sagradas Escrituras. 

Estas energías son inteligentes y conscientes y funcionan a través de leyes cósmicas de gran armonía, las cuales rigen al universo. Cuando meditamos o nos armonizamos con la naturaleza, cuando usamos nuestras energías mentales para crear campos electro-magnéticos positivos, estamos ayudando a estas fuerzas que son los ángeles a derrotar a las fuerzas negativas que amenazan destruirnos. Y si nos unimos en suficientes números para llevar a cabo meditaciones especiales dirigidas a sanar al planeta, podremos finalmente recobrar el control de nuestras vidas y a erradicar poco a poco el dolor y el sufrimiento de la Tierra. 

El concepto de una fuerza cósmica personificada como una entidad física y visible en la forma de un ángel se conoce en la antropología como antropomorfización. Es decir, darle una forma humana a algo que no lo es. Esto es posible en el caso de los ángeles porque a través de los siglos se han creado imágenes telemáticas de estos. 

Una imagen telemática es la visualización de una entidad con cierta forma y características especiales. Esta imagen pasa a ser con el tiempo parte del inconsciente colectivo de la raza humana y es tan real para el inconsciente como una imagen física. Mientras más se perfecciona el concepto de esta imagen en el inconsciente más fuerte y más dinámica se tornará. La imagen telemática de los ángeles llega a nosotros perfectamente delineada a través de los relatos bíblicos y de los conceptos fuertemente visualizados de culturas antiquísimas. 

Para el inconsciente, el ángel es una figura real, simplemente existe porque fue integrada en nuestro inconsciente colectivo hace más de cinco mil años. Esto nos permite dar forma visible a una fuerza cósmica y darle voz y acción al alma del universo. El ángel es tan real como lo es nuestra concepción de él y existe porque es parte íntegra de nuestro yo interno. Es un arquetipo del inconsciente humano y como tal es parte de nuestra esencia psíquica y espiritual. 

Mientras más fuerte es nuestra creencia en los Ángeles, más poderosa es su influencia en nuestras vidas. Esto se debe a que cada arquetipo del inconsciente está formado por energías psíquicas, lo que Jung llamó libido. La creencia en el ángel permite que las energías psíquicas de las cuales está compuesto, y que residen en nuestro inconsciente, se desborden hacia la superficie consciente del individuo, el cual puede entonces percibir al ángel como una entidad viva y real. Este es el origen de las visiones y los encuentros con los ángeles. Y siendo el ángel un cúmulo de energías psíquicas de gran poder, tiene no sólo sustancia física sino el tremendo conocimiento que es parte del inconsciente humano. 

El ángel sabe cosas y tiene poderes sobrenaturales que nosotros no poseemos conscientemente pero que son parte de nuestra herencia cósmica, ya que todo poder y todo conocimiento, desde el comienzo del universo hasta su final, está encerrado en nuestro código genético, al cual no tenemos acceso consciente. Esto no significa que el ángel es una invención nuestra o que no tiene realidad espiritual. Al contrario, todo lo que imaginamos y todo lo que creemos, existe. Y su existencia está en un plano de inteligencia superior a la nuestra. El ser humano no creó al ángel, simplemente su existencia le fue revelada por un proceso de ósmosis cósmica. Esto es comparable a la intuición humana, cuando sabemos con total certeza que algo va a suceder o ha sucedido sin que nadie nos lo haya dicho. Este es el verdadero conocimiento universal, el cual no está formulado en conceptos humanos, sino en destellos divinos. 

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