
María, mi Madre, mi Fortaleza,
Refugio del Amor Santo,
santifica esta casa por medio del Amor Santo.
¡Oh! María, noble descanso de la Trinidad Santa,
¡Oh! piadosa María, paz y serenidad
de los que con esperanza te invocan,
protege nuestro hogar y danos tu amparo.
Abre el corazón de todos los que habitamos aquí
para que seamos mejores personas,
fortalece nuestros sentimientos de amor
para que convivamos en amor y la unidad familiar.
fortalece nuestros sentimientos de amor
para que convivamos en amor y la unidad familiar.
Guíanos por el sendero del Amor Santo.
Triunfa sobre cualquier mal que nos dañe,
ya sea una fuerza desconocida
dentro de estas paredes,
un hábito seductor o algún apego voluntario
que hayamos escogido nosotros mismos.
Defiéndenos de los enemigos,
presentes, pasados y futuros,
visibles o invisibles, conocidos o desconocidos,
que quieran romper la unión y la armonía,
la estabilidad alojada en nuestra familia,
libéranos, defiéndenos, presérvanos, cuídanos,
aleja de nosotros toda maldad y malicia,
líbranos de las malas personas
que con sus acciones, palabras o pensamientos
quieran perjudicarnos y lastimarnos,
danos tu amparo y protección hoy,
Madre piadosa que nos concedes
con facilidad las gracias que nos hacen falta,
pues tu eres poderosísima en las Alturas
y cualquier gracia que pides a tu Hijo,
para auxiliarnos, para que no suframos,
te es concedida al instante
haz que recibamos este favor en particular
que con fervor y humildad pedimos
para que nuestras vidas sean más dichosas:
(pide ahora lo que deseas conseguir).
Dulce Madre, no te alejes de este hogar,
haz que recibamos la ayuda que pedimos.
Virgen pura, Virgen llena de gracia,
alabada y glorificada seas por siempre,
por todos tus hijos por toda la eternidad,
nosotros con afecto te agradecemos
lo que nos das y nos seguirás dando,
te damos gracias por estar ahora y siempre,
pues vienes a nosotros cuando desfallecemos
y atentamente nos alivias en nuestras dificultades.
Oh Reina nuestra, limpia y purifica
nuestro casa y los que en ella habitamos,
tu vista de nosotros no apartes,
ven con nosotros a todas partes
y nunca solos nos dejes ante las tribulaciones,
y ya que nos proteges tanto
y nos defiendes como verdadera Madre,
haz que nos bendiga el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
María Madre de Misericordia,
a Ti nos entregamos,
asístenos también con tu bendición,
y, por favor, haz de esta casa
un santuario del Amor Santo.
Por tu Hijo Jesús. Así sea.
Reza la Salve, tres Avemarías y tres Glorias.
Repite con dedicación y con todo tu ser,
la oración y los rezos durante tres días seguidos.
0 comentarios:
Publicar un comentario