¡Virgen Santísima,
que agradaste al Señor y fuiste su Madre;
Inmaculada en el cuerpo,
en el alma, en la fe y en el amor!
Por piedad,
vuelve benigna los ojos a los fieles
que imploran tu poderoso patrocinio,
danos el auxilio que buscamos
y los favores que necesitamos.
La maligna serpiente,
danos el auxilio que buscamos
y los favores que necesitamos.
La maligna serpiente,
contra quien fue lanzada la primera maldición,
sigue combatiendo con furor
y tentando a los miserables hijos de Eva.
¡Oh, bendita Madre,
¡Oh, bendita Madre,
nuestra Reina y Abogada,
que desde el primer instante de tu concepción
quebrantaste la cabeza del enemigo!
Acoge las súplicas de los que,
unidos a ti en un solo corazón,
te pedimos las presentes
ante el trono del Altísimo
para que no caigamos nunca
en las emboscadas que se nos preparan;
para que nos ayudes a vencer ante los enemigos,
visibles o invisibles,
para que nos alejes de ellos
y nos libres de todos los males
que nos quieran causar;
para que nos ayudes a vencer ante los enemigos,
visibles o invisibles,
para que nos alejes de ellos
y nos libres de todos los males
que nos quieran causar;
para que todos lleguemos
al puerto de la salvación,
y, entre tantos peligros,
la Iglesia y la sociedad
canten de nuevo el himno del rescate,
de la victoria y de la salvación.
Así sea. +
Así sea. +
Especificar la petición y rezar "Bendita sea tu pureza",
la Salve y siete Avemarías.
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