viernes, 24 de junio de 2016

VIRGEN DE LA BUENA ESPERANZA, NOVENA PARA PEDIR SER MADRE, TENER UN BUEN EMBARAZO Y PARTO




ORACIÓN INICIAL
PARA TODOS LOS DÍAS

Oh mi gloriosísima Señora, mi Virgen amada,
alivio y consuelo de quien sufre,
esperanza de las parejas que desean el don de un hijo,
de quienes quieren la bendición y la alegría
que proporciona un nuevo miembro en la familia,
acerca mis suplicas a Nuestro Señor y Dios 
para que me conceda lo que tanto y tanto anhelo.

Bendita seas María de la Buena Esperanza,
Madre de las madres,
mi modelo, mi amiga y mi protectora
acudo a ti, sabiendo que Tú,
la más bondadosa de todas las madres,
jamás eres insensible a nuestras necesidades,
a nuestros deseos,
y nos ayudas a obtener de los Cielos
lo que nos es difícil conseguir por nosotros mismos.

Escucha, Virgen gloriosa y bondadosa
mi oración de este día, 
y preséntala ante el trono del Altísimo 
como lo hiciste en las Bodas de Caná 
y consigue que extienda su misericordia 
para que mi hogar reciba los favores 
que con toda mi fe pido en estos nueve días.
Amén. + 

ORACIÓN FINAL
PARA TODOS LOS DÍAS

Madre mía, amabilísima Reina y Señora,
María de la Buena Esperanza,
te pido humildemente me concedas la dicha de ser madre
mi pareja y yo ansiamos un hijo en nuestras vidas
mas que ningún otro bien.

Haz posible mi embarazo, a pesar de los problemas,
no dejes que padezca mas,
haz que pueda concebir y se desarrolle en mi vientre
un bebe sano y fuerte, esa criatura que tanto necesitamos
para que nuestra dicha sea completa.

También te pido que me ayudes
para que los meses de gestación y el parto sean perfectos,
que no haya complicaciones y todo salga bien,
y que nuestro hijo-a sea un bebe saludable
y lleno de vitalidad.

Virgen de la Buena Esperanza,
acuérdate de mi esposo y de mí,
danos tu santa asistencia
y consíguenos este favor que te pido hoy

(decir el problema y pedir lo que se desea obtener). 

María tu que siendo Virgen
conseguiste el privilegio de ser Madre del Señor,
pide a Dios nos conceda lo pedido,
pues para El no hay nada difícil o imposible.

En Ti confiamos mi adorada Virgen María. 
Amén. 

DIA PRIMERO  

La Anunciación del Ángel a la Virgen María
“Concebirás y darás a luz”.

María pone su feminidad y capacidad de ser madre
al servicio del plan de Dios,
engendrando al Hijo de Dios
y entregándose a Su servicio en el hogar de Nazaret.
¡Madre mía!
Ser madre es dar vida.
Pero no solo es dar vida;
es también dar la vida, entregarse,
viviendo al servicio de los propios hijos.

Te pido que me concedas ambas gracias:
dar vida,
concebir y dar a luz un hijo sano
y, luego, entregarme a él generosamente,
con amor incansable,
siguiendo tu ejemplo.

Rezar tres Avemarías y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA SEGUNDO

José y María ante el embarazo de María
por obra y gracia del Espíritu Santo.
“Su esposo, como era justo, y no quería difamarla,
resolvió repudiarla ocultamente”

El amor entre esposos:
por grandes que sean los problemas entre los esposos,
con buena voluntad y poniéndose en presencia de Dios,
todo es posible, todo tiene arreglo.
María se quedo encinta sin intervención de su esposo.
Ante el conflicto que se generó, los dos adoptaron la actitud que el Señor esperaba de ellos:
José se serenó
y María lo dejo todo en manos de Dios.
Así, con ocasión del conflicto,
descubrieron lo mucho que se amaban.
¡Madre mía!
Te suplico me concedas poder ofrecerle a mi hijo,
apenas nazca, un autentico hogar.
Por esto, te suplico que mi esposo y yo vivamos,
sobre todo en los momentos difíciles,
la paciencia, la delicadeza,
la sinceridad, la generosidad,
la justicia, la humildad,
la comprensión, la lealtad,
la amabilidad, el mutuo respeto.
Madre mía,
que en la noche de las dificultades
la estrella que más brille sea el mutuo cariño.

Rezar el “Bendita sea tu Pureza”, Avemaría y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA TERCERO

La Visitación
“En aquellos días, se levanto María y se fue aprisa
a la región montañosa, a una ciudad de Judá”.
La embarazada y su entorno:
La mujer embarazada,
en medio de los achaques del embarazo,
puede dar alegría,
paz y felicidad a los que la rodean.
En la Anunciación, el Arcángel le dice a María que Isabel,
su anciana prima, está en el sexto mes de su embarazo. María, ya encinta del Niño, deprisa,
piensa en su prima y va a ayudarla.
Cuando llega, bastó un simple saludo
para contagiar su alegría al Bautista,
ya que llevaba a Jesús.
¡Madre mía!
Dame paciencia
ante los achaques propios del embarazo.
Dame la generosidad que necesito
para no hacer sufrir a los demás
las incomodas consecuencias de mi estado.
Que imitando tu ejemplo,
piense más en los demás que en mi misma,
y que sepa aprovechar
las cosas pequeñas de la vida
para transmitir alegría a los míos,
como tú, Madre, con un saludo.
Todas mis incomodidades se las ofrezco al Señor
por la salud física y Espiritual de mi bebe.

Rezar el “Bendita sea tu Pureza”, Avemaría y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA CUARTO

El Nacimiento.
“Dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales
 y le acostó en un pesebre”.
La madre ante su parto:
Las dificultades materiales,
la pobreza, la incomodidad, los riesgos,
no son obstáculo para cumplir la misión de madre.
Dios pudo haber hecho que su Hijo naciera en un palacio; pero lo quiso pobre entre los más pobres.
María y José no protestaron
ni se amargaron a la vida por ello.
¡Madre mía!
Tú sabes lo que es dar a luz
en la extremada pobreza.
Como madre se que comprenderás mi petición:
no te pido lujos ni vanidades.
Simplemente que me des lo necesario
para el nacimiento de mi bebe.
Y si no alcanzo a lograr lo necesario,
dame confianza en el Señor
y una gran paz,
ante la estrechez y las incomodidades,
sabiendo que el Señor dijo:
“Bienaventurados los pobres”.

Rezar el “Bendita sea tu Pureza”, Avemaría y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA QUINTO

La adoración de los pastores.
“María, por su parte, guardaba todas estas cosas,
y las meditaba en su corazón”.

La madre y su vida religiosa:
La madre cristiana debe ser en medio del hogar
la personificación de la Espiritualidad y la religiosidad.
El evangelio no habla de María, sino de Jesús.
Y a pesar de todo, las pocas veces que la menciona,
se dice que ahondaba en los sucesos.
Es que ella vivía en contacto con Dios
a través de la oración y una rica vida interior.
¡Madre mía!
En medio de los trabajos y quehaceres,
tengo el peligro de parecerme a la Marta del Evangelio,
que andaba preocupada por muchas cosas,
olvidando “lo único necesario”:
mi relación de amor con Dios.
Te ofrezco practicar más fielmente mi religión;
sobre todo, acudiendo a la Confesión, la Eucaristía,
la oración y mi devoción a ti.
Dame, Madre el don de la devoción y el fervor.

Rezar tres Avemarías y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA SEXTO

La adoración de los Magos. 
“Encontraron la casa; vieron al niño con María su madre”.
La madre y su apostolado:
La madre cristiana, absorbida por su maternidad,
corre el peligro de pensar que no hace nada por Cristo,
la Iglesia y el mundo.
Los magos encontraron a Jesús en brazos de su madre.
¡Madre mía!
A veces oigo decir que mi papel de madre
es muy limitado y de muy estrechos horizontes.
Sin embargo, todos los grandes hombres,
comenzando por tu Hijo, y todos los santos,
tuvieron una madre.
Bendigo al Señor por este privilegio de ser madre.
Te pido que mí bebe sea un enviado de Dios
a la Iglesia y el mundo:
no me lo niegues,
¡te lo suplico!
con toda la fuerza de mi corazón de madre.

Rezar tres Avemarías y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA SEPTIMO

La Presentación.
“Los padres introdujeron al niño Jesús en el Templo,
para cumplir con la ley”.
La madre, la consagración y el Bautismo:
los padres han de bautizar a su hijo,
apenas nazca y cuanto antes.
María, obediente a la ley de Israel,
presenta a su Hijo en el Templo,
sabiendo que así hacia lo que Dios quería para su Hijo.
¡Madre mía!
Dios me ha bendecido
con el niño que llevo (o llevaré) en mis entrañas.
Sé que desde la consagración,
mi bebe cuenta con tu protección.
Pero sé también que debo bautizarlo apenas nazca
para que se le borre el pecado original,
se haga hijo de Dios,
miembro de la Iglesia Católica y
heredero del cielo.
Me comprometo ante ti
a no retrasar el bautismo de mi niño.
Y, luego de bautizarlo,
le educare cristianamente
con mi palabra y mi ejemplo.

Rezar tres Avemarías y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA OCTAVO

La huida a Egipto.
“José se levanto, tomo de noche al niño
y a su madre, y se fue a Egipto”.
La madre y las dificultades de la vida:
Los padres no podrán jamás eliminar todo sufrimiento
de la vida de sus hijos;
pero pueden enseñarles a sufrir,
sufriendo ellos mismos como cristianos.
Herodes quiere matar al Niño.
José y María, en medio de su pobreza,
deben huir en plena noche a Egipto.
Cuando ya se han instalado en ese país extraño,
otra vez deben volver a su país de origen.
Ellos se someten dócilmente a Dios.
¡Madre mía!
Dios ha querido que los padres,
conviviendo con nuestros hijos,
les enseñemos a perdonar;
divirtiéndonos sanamente,
les enseñemos a divertirse como cristianos;
amando al prójimo,
les enseñemos a amar;
sufriendo, le enseñemos a sufrir…
Te pido, Madre querida,
que viviendo yo como cristiana,
enseñe a mis hijos a vivir como cristianos.
Dame la gracia para que mis hijos
vean en mí la vida limpia y honesta
que yo quiero ver en ellos.

Rezar tres Avemarías y Gloria.
Hacer la Oración final con la petición.

DIA NOVENO

La pérdida y el encuentro del Niño en el Templo.
“¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
La madre y la vocación de los hijos:
Los padres no son propietarios de sus hijos;
deben abrirse generosamente y humildemente
al plan de Dios sobre cada hijo,
con realismo, con generosidad y con humildad.
Jesús no ha venido al mundo para ser simplemente
el hijo del hogar de Nazaret,
sino el Redentor del mundo.
El hogar de Nazaret está al servicio del Plan de Dios.
María y José entienden esto
y se desprenden de su Hijo.
Madre mía!
Sé que mi vientre es para mi hijo solo ‘tierra de paso’
hacia su vida en la tierra,
y que la vida de mi hijo en la tierra es,
a su vez, ‘tierra de paso’ hacia la Vida eterna.
Te pido que comprenda que debo abrirme como tú,
a la vocación de mi hijo y al plan de Dios sobre él.
Madre, que los formemos de tal modo
que le hagamos capaz de llevar a cabo
su destino en la tierra
para que un día se vaya al Cielo,
y que allí estemos con toda mi familia.

Rezar un Avemaría y un Gloria. +
Hacer la Oración final con la petición y la Salve.

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