¡Oh Salvador y
Señor Mío Jesucristo!,
fuente inagotable
de dulzura y de bondad
Tú que eres el Rey
de la Paz y la Alegría,
Tú que eres todo
Amor y misericordia,
concédeme el don
de la alegría, de la paz y la esperanza,
aleja de mi la
amargura y la melancolía
cambia mi
decaimiento, mi depresión, mi soledad,
por dicha,
felicidad y estabilidad en el amor.