Embajador de nuestro Padre Misericordioso
¡oh gloriosísimo Príncipe de la Corte Celestial!
¡oh gloriosísimo Príncipe de la Corte Celestial!
mi santo
arcángel san Gabriel,
guía y protector de los desamparados,
guía y protector de los desamparados,
fortaleza de Dios, amigo de Jesucristo
y muy
favorecido por su Santísima Madre;
defensor
de la Iglesia y abogado de los hombres,
tú que tanto beneficias a los que te imploran auxilio,
haz
que yo te sepa amar y servir fielmente,
y nunca me abandones en medio de la oscuridad.
y nunca me abandones en medio de la oscuridad.