Señor San Juan
Nepomuceno,
después de tantos
siglos
que han pasado
desde tu gloriosa muerte,
no se ha visto
hasta ahora
que, quien con verdadera confianza
se acoge a tu
santo patrocinio
haya quedado sin
consuelo en sus peticiones.
Son sin número, san
Juan Nepomuceno,
protector mío piadosísimo,
las maravillas que
ha hecho Dios,
y está haciendo,
por tu medio, en todo el mundo
para el socorro de toda clase de necesidades.
Confío y espero que he de ser yo uno
de los que puedan testimoniar y agradecer
tus grandes misericordias y bondades
tus grandes misericordias y bondades
con el favorable
despacho de mis presentes ruegos.
Poderosísimo
Mártir san Juan Nepomuceno,
a quien Dios hizo
eminente en las ciencias,
colmándolo de
admirable sabiduría,
para que con ella
gobernases con acierto
y dirigieses sabiamente
las almas
por la estrecha
senda que lleva al Cielo,
y a quien Dios
concedió un particular patrocinio
para con los
confesores y penitentes;
yo te suplico
humildemente me alcances
la verdadera
sabiduría,
que consiste en
saber amar a Dios sobre las cosas,
guardar sus Santos Mandamientos
y cumplir
perfectamente su voluntad santísima.
Si por mi miseria no te pido debidamente
las súplicas para que agraden a Dios,
enderézalas tú, te lo ruego,
intercediendo con nuestra poderosísima Madre,
la Virgen María Santísima,
que es el medio por donde todo nos viene de
Dios,
y la que, por gracia y virtud, tiene en su mano
la Divina Omnipotencia,
para que así sea
otorgada mi demanda:
(pide ahora el favor especial
que deseas conseguir
por mediación de este gran santo).
San Juan Nepomuceno,
abogado del buen nombre y el honor,
dígnate también
apartar de mí toda infamia,
chisme, habladuría, mala
lengua, difamación,
falso testimonio, humillación,
calumnia,
deshonra y confusión pública
que por cualquiera parte me amenace,
y concédeme que
disfrutando yo
de los honores
y bienes de la tierra,
no
pierda los eternos
que para sus escogidos
tiene el Señor
preparados en el Cielo.
Así mismo te suplico humildemente
tengas a bien enseñarme la celestial doctrina
del santo temor de Dios,
para que yo acierte a servirle y agradarle
en todas mis palabras, obras y pensamientos.
Gloriosísimo Mártir san Juan Nepomuceno,
que con humildad profunda y generosa magnanimidad
despreciaste las grandes dignidades de la tierra,
teniendo por la dignidad mayor
el servir solamente al Rey del Cielo:
yo te suplico humildemente y de corazón,
me alcances del Señor la virtud
de la verdadera humildad, para que,
huyendo toda humana ambición,
aspire solamente a todo lo que fuere servicio tuyo.
Gloriosísimo Mártir san Juan Nepomuceno,
que nombrado limosnero del Rey,
mostraste corazón de verdadero Padre con los pobres, socorriéndolos liberalísimamente en sus necesidades,
sin excepción de personas,
yo te suplico humildemente me alcances de Dios
la virtud de la misericordia
y a tener compasión de nuestros prójimos,
nacida de una verdadera caridad y amor de Dios.
Amén. +
Reza la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Haz la oración y los rezos tres días seguidos.
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