ACTO DE CONTRICION I
(Señor mío Jesucristo)
(Por la señal de
la Santa Cruz,
de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro).
Señor mío Jesucristo,
de nuestros enemigos, líbranos Señor Nuestro).
Señor mío Jesucristo,
Dios y Hombre
verdadero,
Creador, Padre y
Redentor mío;
por ser Vos quien
sois, Bondad infinita,
y porque os amo
sobre todas las cosas,
me pesa de todo
corazón de haberos ofendido;
también me pesa
porque podéis castigarme
con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra
divina gracia,
propongo
firmemente nunca más pecar,
confesarme y
cumplir la penitencia
que me fuera impuesta,
para el perdón de
mis pecados.
Amén.
ACTO DE CONTRICION II
(Por la señal de
la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Nuestro)
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Nuestro)
Señor mío,
Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero,
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois
por ser Vos quién sois
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y,
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y,
cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados,
en satisfacción de todos mis pecados,
y, así como lo suplico,
así confío en vuestra bondad y misericordia
infinita,
que los perdonareis,
que los perdonareis,
por los méritos de vuestra preciosísima
sangre,
pasión y muerte,
y me daréis gracia para enmendarme,
y perseverar en vuestro santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
hasta el fin de mi vida.
Amén. +
"El Señor mío Jesucristo", conocido también como "Acto de Contrición, es una oración básica o popular, en la que se expresa a Dios el arrepentimiento de los pecados y el propósito de enmienda. Es para pedir al Señor que perdone nuestros pecados, que perdone las ofensas que, como pecadores, hemos cometido, y para decirle que nos duele haberle fallado y que tenemos la intención de no volver a pecar.
Es una oración propia del cristianismo que deberíamos hacer con cierta frecuencia para que Dios sepa que, aunque volvamos a pecar, pues somos humanos, siempre buscamos nos conceda, en su infinita misericordia y gran bondad, su perdón y nos de gracia, vida y paz interior.
Hay que hacerla con sinceridad, con verdadera aflicción y con la intención de no volver a caer en errores, olvidos y faltas.
Si bien hay muchas versiones (por ejemplo, las Novenas se suelen comenzar con el "Acto de Contrición", y en cada novena, según a quien vaya dirigida la novena, suele ser distinto, aunque todos tienen el mismo fin, son para pedir perdón y mostrar nuestro arrepentimiento y contrición por las muchas faltas cometidas), las dos puestas arriba son las más conocidas, las más usadas y las que la Iglesia emplea con más frecuencia.
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